En el marco del bicentenario fuimos al barrio Simón Bolívar en el noroccidente de Bogotá que limita con los barrio San Fernando y La Libertad. Está ubicada en la Localidad de Barrios Unidos en la carrera 52 con calle 78A. Este fue un informe para la revista de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana -Directo Bogotá- dirigida por Maryluz Vallejo.
Los pasos que dio Simón Bolívar para libertar naciones hoy no están muy presentes en la memoria de los habitantes del barrio que lleva su nombre en el noroccidente de Bogotá. Las anécdotas aparecen, los rumores inevitablemente surgen, las voces intentan crear una propia versión de lo que pudo ser, pero de lo que no se tiene conciencia alguna. En los trazos que intentan escribir la Bogotá de antaño, el barrio que tiene la carga de un héroe de la patria se pierde en medio de una descripción superficial. ¿En dónde radica entonces su importancia histórica?
Los pasos que dio Simón Bolívar para libertar naciones hoy no están muy presentes en la memoria de los habitantes del barrio que lleva su nombre en el noroccidente de Bogotá. Las anécdotas aparecen, los rumores inevitablemente surgen, las voces intentan crear una propia versión de lo que pudo ser, pero de lo que no se tiene conciencia alguna. En los trazos que intentan escribir la Bogotá de antaño, el barrio que tiene la carga de un héroe de la patria se pierde en medio de una descripción superficial. ¿En dónde radica entonces su importancia histórica?
Algunas manos arrugadas baten los dados que caerán sobre la mesa ubicada en el centro de la junta comunal del barrio. Los martes el ‘galludo’, el bingo, la canastita con pancitos calientes y el café colombiano son parte de la vida de las ancianas del Simón Bolívar. Dos mujeres intentan reconstruir la historia de su barrio. Gladis afirma que el barrio tuvo su nombre porque “fue fundado el 20 de Julio y no encontraron otro nombre pa’ ponerle sino Simón Bolívar”. Georgina añade que “al que se le debe la fundación nació en caracas en un potrero lleno de vacas, vivió en la quinta de alejandrino en Santa Marta, y murió en el año no me acuerdo”.
Gladis celebra, ganó la ronda de galludo, plática contante y sonante para ahorrar y comprarse alguito. A las cinco de la tarde se acaba la reunión y los miedos por la inseguridad del sector provocan la velocidad de los pies de las ancianas. Aseguran que “después de las cinco esto se pone caliente, hay mucha inseguridad, mucho alcoholismo y la policía ni se aparece”. Gladis afirma sonriente y con ironía que prefiere irse a rezar el santo rosario que quedarse en la calle, aunque Georgina la contraria diciéndole que ni siquiera se sabe los gozosos, que si acaso los dolorosos.
El barrio que surgió como invasión hoy cuenta con todo para seguir creciendo. Una costeña que llegó hace cuarenta años al barrio asegura que “nosotros aquí lo tenemos todo” y añade que “no tenemos que envidiarle nada a las ricachonas del norte”.
Los grandes problemas del sector hoy son de inseguridad, la peluquera del barrio dice que todos saben quienes son pero que prefieren quedarse callados para evitarse problemas. “Una vez pillé a uno de ellos robándome en la peluquería, llamé a la policía, llegaron a los quince minutos, el tipo ya me había convencido de quedarme callada si quería vivir […] entonces uno aquí ya sabe como es la vuelta”.
San Fernando y la libertad están cerca, cuando los parques del barrio están llenos los niños y estudiantes prefieren ir allá. Mauricio, estudiante de séptimo afirma que prefiere jugar en otros parques, porque desde que pasaron el monumento de libertador al parque en la noche se oyen ruidos raros y ya la gente empezó a decir que “el señor ese se aparece y lo asusta a uno”.
El barrio Simón Bolívar es un homenaje al libertador de cinco naciones y aunque Gladis lo dude al asegurar que “vaya a uno a saber si fue verdad, a uno le meten carreta en el colegio y uno se la traga enterita” si es una importante figura de independencia y de ruptura de la tradición.
ANDRÉS VOCA
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