Volver allí trajo consigo recuerdos, hechos imborrables, como detenidos en el tiempo, como omnipresentes. Pensé inevitablemente en el dolor del pasado, en lo que fue y no fue, en la historia que no tuvo final o si lo tuvo fue difuso, nada claro.
Nuevamente bese algunos labios; jóvenes, algunos más experimentados, pero no besé los suyos, esos que me recordaban lo que fue, esa figura que no era en si misma mi dolor pero que atraía fantasmas, solo por no cerrar un ciclo, solo por tentar al destino, solo por no caer en su trampa.
Regresé sin haber probado de su néctar. Sentado nuevamente en soledad recordé. Como en una capsula estrecha me remonté allí, al pasado, al tormento, al recuerdo. Aquella vez tampoco había besado aquellos labios, solo lo hice tiempo después. Entonces quise volar hasta su boca para desahogar, para enloquecer, para jugar y descubrir ciclopes. Pero el tiempo es sabio, el destino cruel, y ya nada podía hacer. Cerré un ciclo, dije adiós a la mala, sabía que esa era la vez última en la que su rostro estaría atormentando mi sueño y desvelando mi vida.
Nota: Sabes que va para ti, no es nada, no es poesía, mucho menos una historia, solo tú sabes de qué se trata y que pretendo.
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